Dos pequeñas perlas caen, recorren con lentitud mis mejillas y se pierden en el abismo. Siento tus cálidos brazos rodeándome, los latidos armoniosos de tu corazón, tan deseado por mi, y tu aconpasada respiración. Las lágrimas cayendo, tu dulce voz me sigue susurrando cosas enigmáticas, pero a la vez mágicas al oído y yo... yo solo puedo llorar, desprender amor en cada lágrima y así librerme de un peso cada vez más grande que acabará sino, por ahogar a mi mustio corazón.
(...)
Las lágrimas siguen cayendo, pero ya no siento tus brazos rodeándome, ni tu respiración, ni los latidos de tu corazón, ni melodiosa voz. Ahora solo siento las finas sábanas de algodón que me cubrían hasta el cuello minutos atrás. Suspiro desolada y echo una mirada por mi habitación. Observo detenidamente cada trozo de papel pegado a la pared con tu imagen y esa sonrisa que tanto me gusta, mi sonrisa preferida. Me paro en uno en concreto, el mas antiguo de todos, el que me muestra al joven luchador que comenzo su carrera musical tiempo atrás. Observo tu pelo, ese peinado tan original y único; tu ojos, esos profundos ojos que nadie puede descifrar, enigmáticos como ellos solos guardan en su interior la llave de tu alma; tu nariz, totalmente perfecta; tus labios, rojos y carnosos formando una leve curva que constituye esa sonrisa que tanto me vuelve loca; tu cuello, en el que me perdería por siempre... y así seguí hasta tu cintura, lugar en el que acabe ese trozo de papel. Las lágrimas siguen callendo, pero aún puedo ver tu imagen, más bien tu perfecta silueta en la oscuridad de la noche, y esa silueta, me lleva de nuevo a otra dimensión. Mi mente vuela hasta un lugar en el que todo es como yo quiero, un lugar en el que tu sonrisa es solamente mía, en el que he podido llegar hasta el fondo de tus ojos cogiendo así la llave de tu alma... un lugar simplemente mágico, en el que nuestros corazones, solo son uno.
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sonrisas que se expresan